8 nov 2010

Futuro incierto? Destino? Azar? Libre albedrío?

Pensamos que todo es seguro, que lo que queremos hacer es la única forma y el pensamiento es fuerte y fiel para seguir. Qué equivocados estamos. Ni de cerca ocurre, ni de lejos se le parece.
En ocasiones nos obcecamos con algo que creemos como "ideal" y qué pasa cuando influyen más factores? esos no cuentan?

Las oportunidades rara vez se repiten y ante mi tengo una que ya me paso en una ocasión, si cierto que fue distinta y lejos de esta, pero en contenido, en definitiva igual, y la dejé pasar. Qué debería hacer? cuál es la mejor pregunta que debo realizar para obtener una impecable respuesta?

Todo se complica en poco tiempo, todo se vuelve en una situación insostenible mentalmente, pero sin embargo, no quiero abandonarla, no quiero perder esta "nueva luz" que ante mi se pone.

Mientras me sigo preguntando, cuál es la situación ideal? Y ... si no se vuelve a repetir, y si la siguiente es mejor y sí... y sí... y sí... existen tantos y sí... que es complicado poder pensar con claridad.

Ser racional o liarse la manta a la cabeza. Seguir las indicaciones de las cartas, o las consecuencias de lo evidente, tener una experiencia única, o terminar como se "debe"...

Tantas preguntas que rondan en mi mente, que algunas de ellas jamas tendrán respuestas, y otras, siempre me sentiré culpable de no haberlas planteado antes, y elegido como se debía. Haber seguido el camino y cauce ideal, sin embargo, aquí estoy... pensando pensativo en un futuro incierto y cercanamente distante.

3 comentarios:

paulita dijo...

Liarse la manta a la cabeza, es tentador...sobretodo en ciertos momentos donde no sabemos qué rumbo tomar...solo tienes que pensar que es lo que te hace feliz o te hará feliz.
Yo ya se la decision, pero que sepas que cualquera que hubiera sido ola decision siempre estaré ahi..aunque se te añore muuuuuchooooo, mas de lo q crees.
Muakis

Cucarachita dijo...

Las oportunidades rara vez se vuelven a presentar, estoy de acuerdo contigo John Doe, pero si la anterior oportunidad que tuviste la dejaste pasar, puede que no estuvieses preparado para afrontarla o no la hubieses aprovechado bien(de todo se aprende y el tiempo está de por medio).
Ahora se te presenta otra, a la que crees que estás preparado porque te propones llevarla a cabo, si es asi, no te plantees ningún si..pero..y si la próxima oportunidad es mejor..afrontar la decisión hasta el final es lo más difícil. Pero tu eres el único que puedes saber lo que te hace más feliz.
Haz lo que te haga más feliz al igual que dijo Paulita, aunque si ya tienes decidido que hacer, ánimo y a por todas.

saludoss a los dos.

Ataraxia dijo...

Encuentra la moraleja, John Doe.

Cuentan hombres dignos de fe que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan.

Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: "Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla". A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros del desierto, de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.

Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por decreto de Alá Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.

El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo cerca de la muerte. A los dos días recobró el sentido en la cárcel. El capitán lo mandó buscar y le dijo: "¿Quién eres y cuál es tu patria?" El otro declaró: "Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí". El Capitán le preguntó: "¿Qué te trajo a Persia?" El otro optó por la verdad y le dijo: "Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan generosamente me diste".

Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decrile: "Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete."

El hombre las tomó y regresó a su patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Alá le dio bendición y lo recompensó.

Jorge Luis Borges